Dilema de la garantía de calidad: pruebas manuales frente a pruebas automatizadas

1. Cuando el proyecto es a corto plazo.
Por un lado, el objetivo de las TA es no gastar mucho esfuerzo y tiempo; por otro, crear pruebas automatizadas y darles soporte consume mucha energía y tiempo. Si vas a crear un sitio web a pequeña escala para promoción, entonces hay poca necesidad de TA.

2. Cuando necesite pruebas de aceptación de la interfaz de usuario.
Este es el caso habitual cuando la MT es la que está a favor, ya que es necesario probar la interfaz de usuario y sus elementos visuales. La razón es muy sencilla: las pruebas automatizadas son incapaces de identificar los gestos, los colores de las imágenes, el resaltado, el tamaño de las fuentes y los enlaces. Imagina que has creado una aplicación y hay un fallo: un enlace es extremadamente pequeño, por lo que el usuario es incapaz de verlo. Un humano se daría cuenta de ese fallo en cuestión de segundos, mientras que una prueba automatizada ni siquiera vería que hay algún problema.

3. Cuando su proyecto se encuentra en la fase inicial de desarrollo.
En esta misma fase, los probadores manuales pueden ayudar a encontrar los cuellos de botella del proyecto, lo que permite reducir el tiempo y el esfuerzo necesarios para la posterior corrección de errores. Algunos creen que las pruebas automatizadas son demasiado caras y requieren demasiados recursos para esta fase tan volátil del desarrollo de un producto. Otros afirman que las pruebas automatizadas deberían estar presentes en cualquier fase de desarrollo.

4. Cuando no sea posible automatizar las pruebas.
Hay casos en los que la automatización es imposible. Suele tratarse de pruebas relacionadas con el hardware. Apenas es posible crear scripts para probar touchpads, pantallas y sensores. Otro punto es que hay datos que sólo se pueden probar a mano. Por supuesto, es posible ejecutar una prueba automatizada para ver que una impresora realmente imprime, sin embargo, probablemente el enfoque manual será mejor si te preocupas por la calidad de una imagen impresa.